Santo Cristo

Autor desconocido, Escuela Castellana siglo XVI
Trono y faroles: Orfebreria Hermanos Maestrante
Portado: Por 84 braceros en la procesión del Santo Entierro.
La talla del Santo Cristo se encuentra expuesta al culto en la Capilla de Santa Nonia.

Desde el año 1942

Desde el año 1942

Procesiona por las calles de nuestra ciudad desde el año 1942, denominándose en aquella época “Dios en la Cruz”, y ocupa el tercer lugar en orden de la Solemne y Oficial Procesión del Santo Entierro.

La talla del Santo Cristo es de autor y época desconocidas, aunque tradicionalmente se ha venido atribuyendo a la escuela vallisoletana del siglo XVI, parece ser que remataba el retablo que la Cofradía tenía en el desaparecido Convento de Santo Domingo el Real . Es una escultura de bulto redondo de un tamaño ligeramente menor al natural, se trata de una talla con un claro afán naturalista en la que se pone el acento en el estudio anatómico con un gusto por el detalle que se materializa en una representación marcada de cada uno de los músculos y tendones de la anatomía, en especial en el potente torso. Es una imagen armónica y proporcionada que se adapta a un canon estilizado, fue restaurado en 1947 por Víctor de los Ríos, y en aquella época salía en procesión con el trono que actualmente es catafalco sobre el que procesiona el Cristo Yacente, obra también del mismo autor.

Iconografía

Su iconografía se ajusta a los modelos impuestos durante el renacimiento y que con ligeras modificaciones perdura durante el barroco: crucificado con los brazos por debajo de la horizontal, tres clavos, yaga en el costado, cabeza caída hacia la derecha, corona de espinas tallada y los ojos entornados en el momento de la muerte. La talla se restauró, por ultima vez, durante los primeros meses del año 2012 para solucionar diversos problemas que presentaba. Entre otros, el ataque de insectos xilófagos, problemas en el ensamblado de los brazos en la zona de los hombros por como procesiona y pequeños fallos en la policromía.

El Trono

El trono sobre el que procesiona en la actualidad está fabricado en madera sobre la cual aparecen apliques de orfebrería, donde se encuentran representadas las catorce estaciones del Via Crucis de Nuestro Señor. Fue diseñado por el Hno. Marcelino González Montiel y realizado por los orfebres Hermanos Marín Díaz, en los talleres de la Orfebrería Maestrante de Sevilla. Fue estrenado en una fase inicial en 1996 con un aumento en el número de braceros que pasó de los 42 a los 84 actuales y una segunda en 1998. Los faroles se añaden en el año 2010.

Curiosidad

Como curiosidad, es destacable que este paso es pujado, en su mayoría, por jovenes braceros de gran altura, rondando lo más bajos el 1,75m. Esto, con la antigua configuración del cableado de la ciudad, unido a la altura de la Cruz, 2,65m, (que en alguna ocasión se tuvo que acortar por sus grandes dimensiones), provocaba que el paso tuviera que ser bajado “a brazo” durante al menos una docena de veces a lo largo de la procesión. Actualmente esta circunstancia casi ha desaparecido con las reformas que se han producido en el caso histórico de la ciudad de León.

Se cuenta también que antes de la remodelación, la parrilla del trono estaba revestida de aglomerado y forrado de panilla negra, y cuando llovía aumentaba el peso una barbaridad porque toda la tela absorvía el agua. También durante esa época, el adorno floral del paso se completaba con un monte de tapines de césped empapados de agua y según iba avanzando la procesión y el peso era cada vez mayor, los propios braceros los quitaban y los tiraban con lo cuál el paso llegaba pelado a Santa Nonia.

Muchos son los sentimientos que suele provocar esta imagen a su paso por las calles leonesas. Algunas de ellas aparecen reflejadas por un maestro del Siglo de Oro Español como es Lope de Vega en su poema ;

A Cristo en la Cruz:

¿Quién es aquel Caballero
herido por tantas partes,
que está de expirar tan cerca,
y no le socorre nadie?

Lope de Vega

El Crucificado, está tallado en madera de cerdo real y ahuecado su tórax, mide 1,75 metros y pesa 48,5 kilos estucado y policromado. La Cruz en madera tallada, árborea, policromada, no está ahuecada y mide 3 metros de larga, mas un metro de cajillo interior y 0,40 de cabeza, con un peso de 47 kilos, una curiosidad es la tablilla que le solían poner, con la inscripción INRI, en este caso esta redactada en Hebreo, Griego y Latín. Frente al Cristo va el soldado, asentado a horcajadas sobre el caballo, que mide 2,20 metros de largo y una peana de otros 2 metros de largo, con una alzada de 0,10 metros con losas irregulares talladas. Caballo y jinete van tallados en la misma pieza, todo estucado y policromado, y la coraza y casco dorados en oro fino de 22 quilates, su peso y sus grandes dimensiones, añaden un grado mas de esfuerzo, sacrificio y penitencia a sus aguerridas braceras en la noche del Viernes Santo.
El paso fue bendecido y presentado en el patio del Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación de León, en la Cuaresma de 2.002, en un emotivo y multitudinario acto, presidido por el entonces abad D. Carlos Jiménez Villegas, que dirigió unas palabras a las autoridades, hermanos y público asistente, finalizando el acto con la actuación de nuestra Agrupación Musical.

Precisamente el hecho ser portado completamente por hermanas de la Cofradía y también por su elevado peso , confiere, a esta escenografía tan monumental, un característico modo de puja muy peculiar dado el enorme ejemplo de valentía y arrojo demostrado por éstas, sobre todo en determinados tramos de la procesión, teniendo que elevar y descender el paso en innumerables ocasiones a causa de cables y balcones y en las que incluso ha de desmontarse algún segmento de las varas para poder entrar en determinadas calles, como al final de la empinada Cuesta de las Carbajalas, verifican el sobre-esfuerzo y el grado de compromiso, de sus braceras titulares y sus más de 140 suplentes.

Para terminar, incluimos la poesía realizada por el hermano Javier Antón Cuñado, bracero de la Virgen de las Angustias sobre este momento bíblico y que recoge con gran acierto lo que La Sagrada Lanzada representa;

Fue la última duda,
la muerte
estaba allí
y no la vieron.
Tras el inútil gesto
del galope,
tras la lanza
que nada pudo derribar,
la última herida del planeta,
la deuda saldada,
las brasas aún calientes

Javier Antón Cuñado

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