Cristo Yacente
Portado: Por 86 braceros y braceras en la Solemne Procesión del Santo Entierro.
La imagen se encuentra expuesta al culto en la Capilla de Santa Nonia, a los pies de su Bendita Madre, Nuestra Señora de La Soledad, en un altar altar creado en 2001.
Una visión dramática
Una visión dramática
Mucho se ha hablado y escrito de esta imagen, que se considera la mejor obra de Estrada en nuestra ciudad. Estamos ante una visión dramática de la muerte de Cristo con los ojos abiertos, la boca entreabierta, prescindiendo de elementos postizos que acentúen las señales de la Pasión. El perfecto desnudo, su estudio muscular, las líneas mórbidas y el estilizamiento general dejan patentes la formación clásica del autor, evitando la excesiva sangre, la truculencia y los recurridos efectos visuales. Estamos ante un yacente humano que resalta la parte mortal de Jesús, en contraposición a otras interpretaciones que exageran el misticismo o la divinidad por encima de la muerte. El Yacente de Estrada es un cadáver, mientras que otros parecen no mas que durmientes. El difunto de Estrada es un auténtico difunto, una visión descarnada de la Parca sin aderezos litúrgicos ni interpretaciones mesiánicas.
Así confesaba el autor lo complicado del proceso de dicha imagen en una entrevista en 1964, decía que:
Tras diversos tronos y andas la idea del proyecto del paso actual partió de Marcelino González de Montiel, con evidente inspiración en el trono del paso del Yacente de Málaga. Se dispuso en 1992 como catafalco del Cristo un trono que realizara Víctor de los Ríos en el año 1947 para el Santo Cristo, y que posteriormente sería descartado para ese paso por su peso y fuera utilizado, una parte como sotabanco del Retablo de la Cofradía y otra para mesa de la Santa Urna en la Iglesia de Santa Nonia. Los hacheros fueron realizados sobre un boceto de Agustín Nogal Villanueva ejecutados en el año 2000 por los talleres de Antonio Fernández Dorrego y dorados ese mismo año por Jose Luis Casanova.
La Restauración
Plasmaron en piedra Tu muerte
y la piedra tomó vida.
Es ahora la vida inerte
del cuerpo sin vida,
la muerte.